By: Hugo Penso Correa

Los integrantes de la iglesia Berea esperaban la llegada de Jesucristo el jueves 28 de enero, por eso se congregaron en una edificación del pueblo, ayunaron durante varios días para “purificarse” e incluso vendieron sus pertenencias. El supuesto mensaje bíblico del pastor Gabriel Alberto Ferrer se volvió tema de conversación. Las autoridades hicieron presencia en la zona.

Jorge Manotas, alcalde de Sabanalarga, aseguró que hacen patrullaje constante en la zona. – Imagen de referencia

Después de varios días de expectativa por la supuesta segunda aparición de Jesucristo en la tierra pregonada por una secta religiosa en Atlántico, sus cerca de tres mil habitantes se quedaron esperando “el fin del mundo”.

Isabel López es una población rural de Sabanalarga, Atlántico, en donde feligreses de la congregación evangélica Berea anunciaron que el jueves 28 de enero era el día del “juicio final”. Humildes viviendas dispuestas de manera desordenada en calles sin pavimentar por donde fluyen a cielo abierto aguas negras debido a que no tienen servicio de alcantarillado.

Además de generar una natural incredulidad en sus habitantes, el supuesto mensaje bíblico de un pastor religioso de la ciudad de Barranquilla para que se congregaran en una precaria edificación del pueblo a esperar la segunda venida de Cristo se convirtió en el tema de conversación.

La noticia, que hace dos semanas se regó por todo el pueblo, fue conocida por las autoridades del municipio de Sabanalarga, que de inmediato se apersonaron en el lugar, incluso con la intervención del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que se llevó a los siete menores de edad que estaban dentro del templo.

Integrantes de una misma familia

Una de las características que tienen los feligreses congregados en la iglesia Berea es que hacen parte de los mismos grupos familiares porque si no comparten su fe los presionan para que sus parientes abandonen la vivienda materna.

“Yo tengo dos tías y un sobrino dentro de esa iglesia, además de mi esposa, a quien excluyeron hace poco porque le dijeron que estaba contaminada ya que mi hijo no profesaba su fe”, dijo Johnny Angulo cuando narraba la preocupación en el pueblo por lo que puedan hacer los miembros de la congregación.

Angulo expresó su preocupación por la decisión tomada por varios de sus familiares de vender sus pertenencias porque, según ellos, ya no las iban a necesitar y anotó que en todo el pueblo temen que pueda ocurrir una desgracia entre los integrantes de la Iglesia Berea.

El personero del municipio de Sabanalarga, Luis Fernando Moreno, quien ha hecho acompañamiento desde el momento en que se conoció el caso, afirmó que, dentro del respeto por las creencias religiosas, las autoridades deben garantizar la seguridad de las personas que hacen parte de la congregación religiosa.

“Ellos, en términos generales, se encuentran bien y es nuestro deber como representante del Ministerio público garantizar sus derechos”, anotó Moreno al explicar que se le llevó atención médica a algunas personas que lo requirieron.

Vigilia frente a la iglesia

Desde la víspera un nutrido grupo de personas se apostó frente a la vivienda que sirve como templo a la congregación evangélica Berea, cuyos integrantes llevaban más de dos semanas ayunando para “limpiarse” y que en la “nueva llegada del Mesías” estuvieran libres de pecados.

La Policía, funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y una gran cantidad de vecinos y curiosos se agolparon en la estrecha callejuela bajo un inclemente sol a la espera del desenlace de una historia que comenzó desde finales del año pasado.

El pastor Gabriel Alberto Ferrer Ruíz, profesor de lingüística de la Universidad del Atlántico, presentó su carta de renuncia ante la rectoría de la institución en la cual decía que tuvo “una orden directa que me dio el Señor Todopoderoso”. A partir de ahí se dedicó a preparar a los feligreses para lo que debía ocurrir hoy.

En la residencia del pastor

Mientras en Isabel López sus habitantes esperaban que ocurriera algo que no pasó, en Barranquilla, a la residencia Ferrer llegaron la Policía, el ICBF, y la Procuraduría para verificar la presencia de otras personas congregadas para recibir la “segunda llegada de Jesucristo”.

El Comandante Operativo de la Policía Distrito Norte, coronel Alex Suárez, dijo que tras la inspección al inmueble se pudo determinar que hay ocho personas de las cuales dos son menores de edad.

“Las personas que están dentro del inmueble están voluntariamente. No hay nadie retenido a la fuerza y están todos en perfectas condiciones físicas y de salud”, precisó el oficial.

Al final del día el pastor Ferrer publicó un video en el cual negó que los integrantes de su comunidad vayan a cometer un suicidio colectivo.

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