By: El Ágora

Un nuevo estudio revela que las diferentes temperaturas del planeta impulsaron a los humanos a desarrollar tamaños corporales diversos, algo que aún sigue ocurriendo en la actualidad: aquellos que viven con altas temperaturas son más bajos que aquellos que habitan climas fríos

Ola de calor en Sevilla en 2019.

La especie de Homo sapiens surgió hace 300.000 años en África, aunque el género Homo llevaba existiendo desde hace mucho más tiempo. Aquellos primeros homínidos destacaban por tener estaturas y cerebros más pequeños que los que tenemos nosotros, pero, en esencia, eran la base de lo que somos en la actualidad.

Los factores que impulsaron esos cambios corporales son diversos y, según la Universidad de Cambridge, suelen ser objeto de grandes debates. Por eso, expertos de esa misma institución, junto a los de la Universidad de Tübingen, decidieron arrojar luz al asunto recopilado medidas del tamaño del cuerpo y el cerebro de más de 300 fósiles del género Homo que se encuentran en todo el mundo.

Al combinar estos datos con una reconstrucción de los climas regionales del mundo durante el último millón de años, pudieron llegar a la conclusión que el clima específico experimentado por cada fósil fue el artífice de los cambios.

“Nuestro estudio indica que el clima, en particular la temperatura, ha sido el principal impulsor de los cambios en el tamaño corporal durante los últimos millones de años”, señala Andrea Manica, investigadora del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge que dirigió el estudio.

“Podemos ver en las personas actuales que las que viven en climas más cálidos tienden a ser más pequeñas y las que viven en climas más fríos tienden a ser más grandes. Ahora sabemos que las mismas influencias climáticas han estado operando durante el último millón de años”, añade la experta.

Los fósiles revelan información sobre la evolución de nuestra especie.

Gracias a los resultados, los científicos pudieron descubrir efectos de los factores ambientales sobre el tamaño del cerebro en el género Homo, aunque las correlaciones fueron generalmente débiles. El tamaño del cerebro tendía a ser mayor cuando Homo vivía en hábitats con menos vegetación, como estepas abiertas y praderas, pero también en áreas ecológicamente más estables.

En combinación con datos arqueológicos, los resultados sugieren que las personas que viven en estos hábitats cazaban animales grandes como alimento, una tarea compleja que podría haber impulsado la evolución de cerebros más grandes.

“Descubrimos que diferentes factores que determinan el tamaño del cerebro y el tamaño del cuerpo no están bajo las mismas presiones evolutivas. El medio ambiente tiene una influencia mucho mayor en el tamaño de nuestro cuerpo que el tamaño de nuestro cerebro”, comenta Manuel Will de la Universidad de Tubingen y primer autor del estudio.

Esta investigación también sugiere que los factores no ambientales fueron más importantes para impulsar cerebros más grandes que el clima, siendo los principales candidatos los desafíos cognitivos adicionales de vidas sociales cada vez más complejas, dietas más diversas y tecnología más sofisticada.

Los investigadores dicen que hay buena evidencia de que el cuerpo humano y el tamaño del cerebro continúan evolucionando. El físico humano todavía se está adaptando a diferentes temperaturas, y en la actualidad, en promedio, las personas con cuerpos más grandes viven en climas más fríos.

“Es divertido especular sobre lo que sucederá con el tamaño del cuerpo y el cerebro en el futuro, pero debemos tener cuidado de no extrapolar demasiado con base en el último millón de años porque muchos factores pueden cambiar”, concluye Manica.

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