By: NUÑO DOMÍNGUEZ
Arqueólogos alemanes sostienen que esta especie desarrolló dibujos lineales con los que comunicaban ideas o narraciones
Un equipo de arqueólogos ha desenterrado en una cueva del centro de Alemania un hueso de ciervo gigante con unos extraños grabados hechos hace unos 51.000 años. Aseguran que el hallazgo es una prueba definitiva de que los neandertales eran capaces de un pensamiento complejo y simbólico similar al de nuestra propia especie, Homo sapiens.
El fósil apareció en Einhornhöhle, o cueva del Unicornio, al suroeste de Berlín, que durante siglos fue un sitio de peregrinación para aquellos que querían hacerse con un hueso de ese animal fantástico. Ahora el lugar se ha convertido en un epicentro para entender uno de los momentos más interesantes de la historia del género humano: el tiempo en el que miembros de nuestra especie salidos de África llegaron a Europa y encontraron a los neandertales, que llevaban ahí ya cientos de miles de años. Sucedió hace unos 45.000 años. Apenas 5.000 años después, los neandertales se habían extinguido y los sapiens se apoderaron del planeta.
Transcurridos unos pocos milenios sucedió la explosión del arte con las primeras esculturas de mujeres y seres mitológicos, excepcionales pinturas rupestres de animales y también instrumentos musicales hechos de hueso. Una de las mayores preguntas sobre evolución humana es si en aquellos tiempos solo los sapiens eran capaces de desarrollar símbolos, cultura y probablemente religiones o si los neandertales también crearon las suyas.
En 2019, un equipo liderado por investigadores de patrimonio cultural del Estado de Baja Sajonia encontró en Einhornhöhle una falange de ciervo gigante, un imponente animal de más de dos metros de alto que tenía una de las cornamentas más amenazadoras de aquella época.
“En un primer visetazo solo se apreciaba una marca de corte”, explica a este diario Dirk Leder, primer autor del hallazgo. “Pero cuando limpiamos el hueso apareció un patrón con forma de cuñas o galones enlazados y nos convencimos de que era un dibujo intencionado que probablemente esconde un significado simbólico”, resalta.
Aquel día algunos miembros del equipo opinaron que ese hueso lo tenía que haber tallado un sapiens mientras otros apoyaron que fue un neandertal. El “momento eureka”, relata Leder, llegó con la datación del hueso y de restos de hogueras hallados junto a él: tenía al menos 51.000 años y por entonces en esa zona de Europa solo habitaban los neandertales.
En ese punto los arqueólogos hicieron un experimento: tomaron huesos de vaca, fabricaron herramientas de piedra con guijarros del río tal y como hicieron los neandertales y se pusieron a intentar reproducir el dibujo. La labor resultó muy complicada o imposible si antes no se cocía una o dos veces. Tras varios intentos los arqueólogos experimentales comprobaron que la forma de redibujar el símbolo era hacer primero la incisión vertical y después hacer las líneas perpendiculares. En total hace falta una hora y media de trabajo. Rafael Hermann, investigador de la Universidad de Gotinga y coautor del estudio explica que es “un auténtico dolor conseguir extraer el hueso de la falange, pues va literalmente encajado en la pezuña”, resalta,
“El patrón en el hueso nos indica que quien lo dibujó seguía un plan”, explica Leder. “Representa una imagen abstracta, un símbolo que puede representar una idea o incluso una narración expresada de forma abreviada. Este símbolo podía ser leído probablemente por otros neandertales que entenderían su significado, algo que ninguno de nosotros, humanos actuales, podemos hacer. Estamos claramente ante lo que suele llamarse pensamiento simbólico, comunicación con símbolos”, añade.
Otro argumento a favor del simbolismo es que en aquella época había muy pocos ciervos gigantes en esta zona por lo que eran probablemente un trofeo apreciado.
El hallazgo se suma a otras pruebas de que la mente neandertal no era tan bruta o básica como pensaban los arqueólogos hace decenios. En los últimos años se han hallado dibujos geométricos hechos por neandertales en piedras y huesos. En la cueva de La Pasiega, en Cantabria, hay una escalera que podría haber sido pintada por los neandertales hace unos 64.000 años, aunque su datación sigue a debate. Ninguna de estas pruebas ha conseguido disipar las dudas de si esos comportamientos eran genuinamente neandertales o si fueron los sapiens los que se los enseñaron. El hueso de la cueva del Unicornio descarta que la cultura neandertal provenga de los sapiens, aseguran los autores del hallazgo en un estudio publicado hoy en Nature Ecology and Evolution.
“Los neandertales eran cognitivamente muy parecidos a los sapiens, por lo menos no inferiores”, mantiene Leder. “Lo que me parece más intrigante de todo”, continúa, “es que antes de hace 45.000 años no se conoce ni un solo dibujo que represente la naturaleza, por ejemplo animales, como sí los vemos después en las famosas cuevas de España y Francia o en las pequeñas esculturas unos cuantos miles de años después, todas asociadas al Homo sapiens. Parece como si antes de esa fecha las únicas representaciones artísticas de los humanos, fueran de la especie que fueran, fuesen solo patrones abstractos y símbolos”, añade.
La investigadora del Museo de Historia Natural de Londres Silvia Bello opina que no se puede descartar que sapiens y neandertales intercambiasen este tipo de manifestaciones en fechas anteriores a los 51.000 años. El análisis del ADN de una calavera de Homo sapiens hallada en República Checa, a unos 400 kilómetros de Einhornhöhle, muestra que hubo un cruce entre ambas especies hace más de 50.000 años, razona. Otros estudios apuntan a cruces más antiguos, hace unos 100.000. Es posible por tanto que los autores del hueso alemán fuesen mestizos nacidos de aquellos cruces que reproducían una práctica aprendida de los sapiens por sus antepasados y transmitida de generación en generación.
Esta posibilidad “no minusvalora las capacidades cognitivas de los neandertales”, escribe Bello en un comentario al estudio. “Es al contrario. La capacidad de aprender e integrar una innovación en tu propia cultura, de adaptar conceptos abstractos es una muestra de complejidad mental. El hueso de Einhornhöhle acerca el comportamiento neandertal al del Homo sapiens”, concluye.
“El hallazgo es convincente”, opina Antonio Rodríguez-Hidalgo, prehistoriador de la Universidad Complutense de Madrid. Hace unos años su equipo descubrió en Tarragona una garra de águila imperial con una serie vertical de muescas hechas por neandertales. Parece que las rapaces eran uno de los animales predilectos para estas prácticas, pues se han hallado más de 20 en 10 yacimientos diferentes que van desde hace 130.000 años a hace 42.000, explica Bello.
“Una pregunta que tengo en mente cuando trato de comprender el posible mundo simbólico de los neandertales es, ¿por qué la evidencia es tan escasa?”, comenta Rodríguez-Hidalgo. “Si las falanges de ciervos gigantes talladas en forma de galón tenían una función simbólica en el mundo neandertal, ¿por qué solo hemos encontrado una? Deberíamos hallar bastantes, pero este no es el caso”, resalta.