Un hueso de ciervo tallado hace 51.000 años que fue descubierto en la afamada “Cueva del Unicornio” de Alemania revela una faceta desconocida de nuestros parientes prehistóricos
Un equipo de investigación encontró en un recinto prehistórico de Alemania conocido como “la Cueva del Unicornio” un pequeño hueso de ciervo con marcas grabadas por un hombre de neandertal hace unos 51.000 años.
El hallazgo es importante, ya que echa una nueva luz sobre la capacidad cognitiva y la expresión simbólica de los neandertales, a quienes siempre se consideró mucho más primitivos que sus parientes genéticamente más cercanos, los homo sapiens, es decir, los humanos que habitan el planeta hoy.
El hueso grabado corresponde al dedo gordo o falange de un ciervo, y fue hallado por un grupo de arqueólogos alemanes de la Universidad de Gotinga y de la Oficina Estatal de Conservación de Monumentos Históricos de Baja Sajonia, que anunciaron su descubrimiento el lunes pasado.
Hallan un pequeño hueso de hace 51 mil años que cambia la noción sobre los neandertales
El fascinante objeto, que tenía varias muescas producidas intencionalmente por algún artesano prehistórico, estaba en la entrada de una cueva llamada Einhornhöhle (Cueva del Unicornio). El lugar, ubicado en las montañas de Harz, en la región alemana de Baja Sajonia, es conocido con ese nombre porque los hombres del siglo XVI estaban seguros de que allí había fósiles y huesos de unicornios.
Pero el dedo que había semienterrado en esa cueva no correspondía a un animal mitológico, sino más bien a uno que había vivido en la tierra hace miles de años y que ya se encuentra extinto: el ciervo gigante, conocido como Megaloceros gigantes.
La ventana a un nuevo mundo
Sin embargo, la sorpresa que se llevaron los arqueólogos no tenía que ver con la especie hallada en la cueva, sino con la particularidad que tenía ese hueso, decorado de una forma que abría la ventana al mundo simbólico de los neandertales.
El hueso compacto está tallado con un patrón angular compuesto por seis muescas. Tiene además otro patrón de cuatro marcas realizadas en su parte inferior. Posee seis centímetros de alto, cuatro de ancho y tres centímetros de grosor.
Es posible, según señalaron los investigadores, que el hueso se haya hervido para ablandarlo y luego poder grabarlo más fácilmente, con alguna herramienta similar a una sierra.
“Antes de descubrir el hueso grabado, ya habíamos excavado algunos huesos de animales (ciervo, bisonte) con marcas de corte, es decir, marcas accidentales causadas durante el proceso de matanza”, para el medio Vice, Dirk Leder, arqueólogo del Servicio Estatal de Conservación de Monumentos Históricos de Baja Sajonia.
“Cuando el objeto se limpió por completo pudimos ver claramente el patrón de “Chevron” (rayas en zigzag) dispuesto y después de un breve debate, estábamos convencidos de que esto debía ser intencional y probablemente tenía un significado simbólico”, agregó.
El objeto es un indicio de que los neandertales tenían sensibilidad estética y probablemente se comunicaban también a través de símbolos. “Esto habla de un desarrollo independiente del poder creativo del Homo neanderthalensis, conocido como el hombre de neandertal”, dijo el arqueólogo Thomas Terberger, de la Universidad de Gotinga al medio alemán DW.
“Probablemente no sea una coincidencia que el hombre de neandertal eligiera el hueso de un impresionante animal con enormes astas para realizar su talla”, dijo al mismo medio Antje Schwalb, de la Universidad Técnica de Braunschweig, que participa en el proyecto. Es que la cornamenta del ciervo gigante tenía una envergadura de hasta cuatro metros.
El hecho de que el hueso pareciera no tener ninguna utilidad práctica, según los investigadores, refuerza la teoría de que era un objeto que expresaba un mensaje simbólico, o simplemente artístico.
Independiente del homo sapiens
Los homo sapiens prehistóricos produjeron una gran cantidad de obras de arte, como adornos personales, pinturas y otras demostraciones de pensamiento abstracto, y es por eso que cuando encontraron este hueso, en el año 2020, los investigadores dudaron de que pudiera tratarse de una obra realizada por un neandertal. Pero la respuesta a esta incógnita vino, otra vez, de la mano de la ciencia.
Una datación por radiocarbono de la falange del ciervo reveló que el objeto tenía al menos unos 51.000 años de antigüedad. En paralelo, se sabe que la evidencia más antigua de la presencia del homo sapiens en Europa se remonta a unos 43.000 años. Por ello, se deduce que la pieza hallada en la Cueva de los Unicornios había sido manipulada por un hombre de neandertal.
Esta línea de tiempo demuestra que los neandertales desarrollaron un comportamiento simbólico propio, independiente de su pariente sapiens, con quienes interactuaron miles de años después. Hasta el momento, se creía que todo lo simbólico de los neanderthalensis había llegado de sus intercambios con el sapiens.
Si bien la falange del ciervo gigante tallada no es el único ejemplo del comportamiento simbólico de los neandertales, es una pieza de artesanía rara, sofisticada y sorprendente de la época en que los primos cercanos del hombre actual eran los humanos dominantes en Europa Central.
¿Cómo los humanos se volvieron humanos?
Los arqueólogos publicaron los detalles de su descubrimiento en la revista Nature y planean continuar con sus tareas en las excavaciones de la Cueva del Unicornio con la finalidad de encontrar otros elementos grabados que podrían estar enterrados allí.
Los esfuerzos podrían ayudar a reconstruir la historia más vasta de la expresión simbólica de varias especies humanas, que se expresa en los patrones abstractos como los encontrados en el hueso de ciervo como en otras obras artísticas de su época.
Realizadas miles de años después, también aparecen espectaculares pinturas de animales y figuras humanas en cuevas de Francia y España, también vinculadas a los neandertales pero allí ya hay una clara vinculación con el homo sapiens.
“Para mí, esto conlleva la pregunta de qué significa esto en términos de evolución cognitiva humana, lo que nos lleva de regreso en una de las preguntas más esenciales que la arqueología pretende abordar: cómo los humanos se volvieron humanos”, concluyó Leder.