By: ANNA MARTÍ

El avance tecnológico permite que aparezcan nuevas técnicas de investigación y que las existentes mejoren, y se da la situación de que lo más nuevo contribuye a conocer lo más antiguo. Lo veíamos hace poco con los descubrimientos en Teotihuacán y lo vemos de nuevo en la posible resolución del misterio con la destrucción de lo que fuera en su momento Tall el-Hammam, la actual área arqueológica situada en Jordania y que fue descrita como la bíblica Sodoma.

Se sabía que algo la arrasó, dado que por los rastros que se han ido viendo había indicativos de que algún evento como una gran tormenta había reducido la zona (ya habitada) a escombros, pero descartando causas como un volcán o un terremoto. Pero ahora, un equipo de investigadores cree haber dado en la clave: una gran roca espacial destruyó Tall el-Hammam, y teniendo en cuenta la historia bíblica de Sodoma, esto da algo de juego.

Un “pequeño” asteroide que fundió materiales a más de 2.000ºC

Según explica el grupo de investigadores en su trabajo, publicado en Nature, que el proyecto de investigación en Tall el-Hammam empezó en 2005, con lo que han trabajado con mucha información recogida desde ese punto. Han participado expertos de muchas áreas, desde geólogos y arqueólogos hasta paleobotánicos, médicos y sedimentólogos.

Las pistas que cimentaban la idea de un gran desastre, con fuego incluido, eran restos como cerámica fundida y otros elementos en una gruesa capa de cenizas y carbón. Debido al tipo de materiales fundidos, podían ir descartando eventos como terremotos, volcanes o guerras, dado que según indican no había indicativos y en esos casos no se ve la fundición de barro cocido, cerámica o metales.

LA direccionalidad de los restos en Tall el-Hamman. Imagen: Nature

Mediante el análisis de la composición del suelo y modelos de impacto, entre otras muchas técnicas, llegaron a la conclusión de que un asteroide impactó en la zona, siendo bastante más pequeño que lo calculado para el meteorito de los dinosaurios. Tirando de modelos de impacto, recurriendo a la calculadora de impactos del Imperial College de Londres y calculando temperaturas de fusión, finalmente fue esta hipótesis la que más les encaja.

Explican que la llegada la gélida roca desde el espacio se produjo hace unos 3.600 años, más o menos a unos 61.000 kilómetros/hora, según calculan. Una vez entró a la atmósfera terrestre, el objeto espacial se estrelló en la superficie creando una bola de fuego de unos 4 kilómetros de altura.

Restos de cerámica derretida/semiderretida. Imagen: Nature

Los investigadores hablan de una explosión 1.000 veces más potente que la causada por la bomba atómica de Hiroshima y que la temperatura del aire ascendió a más de 2.000ºC, con lo que muchos objetos se abrasaron y/o fundieron de manera inmediata. A esto llegan por los hallazgos de elementos como el iridio y el platino fundidos, los cuales tienen puntos de fusión de 2.466 y 1.540ºC respectivamente.

Hallazgos como éste y otros como los diamantes y granos de arena fragmentados en ínfimos trozos se han visto en otros impactos fuertes, como el que citábamos de los dinosaurios. Lo cual encajaba también con los resultados que iban logrando de las simulaciones.

En la reconstrucción de aquel enorme desastre, los investigadores explican que los vientos movido a unos 1.200 km/h, con lo que las edificaciones habrían quedado arrasadas y afectando además a Jericó (en Palestina, al otro lado del Mar Muerto). Se calcula que la ciudad habría albergado a unos 8.000 habitantes y que ninguno de éstos (ni los animales) logró sobrevivir, quedando destruidos hasta los huesos.

Sabiendo que la ciudad fue arrasada, ya desde hace años hay expertos que identifican a Tall el-Hammam como Sodoma (como decíamos en la introducción), ciudad bíblica que según los escritos de varias religiones recibió la ira de una enfadada deidad en forma de “lluvia de fuego y azufre”. La Biblia, por ejemplo, ubica a Sodoma (y a Gomorra, compañera de destino) en una llanura frente al valle del Jordán y cercanas al Mar Muerto, lo cual encaja con Tall el-Hammam.

Dejando un lado la parte religiosa y no demostrable, el hecho de que el relato pudiese haber sido fruto de algún testigo del impacto encajaría, con lo que no se puede descartar que este fuerte choque hubiese sido presenciado (y de alguna manera reflejado en dicho mito). En todo caso, los investigadores se muestran bastante seguros de que sí se trató de un impacto de un objeto espacial, y que el relato bíblico pudo haber sido en parte fundamentado por la tradición oral de haber hablado de este impacto.

Por suerte, podemos hablar de relativamente pocos eventos masivos de destrucción de ciudades enteras por esta causa (teniendo en cuenta los milenios de humanidad) y además ya vimos que se considera poco probable que un gran asteroide impacte en la Tierra. Además, las agencias espaciales ya se encargan en cada caso de posible impacto de evaluar el riesgo, y al final muchas veces “ese peligroso asteroide que va a pasar cerca de la Tierra” no lo es tanto como se dice.

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