By: CRISTINA GUFÉ

Cuál de estas tres disciplinas surgió primero? ¿En qué se diferencian? ¿Seguirán formando parte del mundo humano? ¿Van a desaparecer? La primera ha sido la religión. El hombre, desde que toma conciencia, se descubre a sí mismo como un ser en relación; no podemos vivir sin la dirección que imprime otro -la madre, la familia, el amigo, la búsqueda del Otro o lo Otro-. El sobrecogimiento y la perplejidad que despiertan en nosotros los hechos que forman parte de la vida obligan a postular la existencia de algo que se encuentra detrás de lo observado como causa de lo que acontece. Ya las culturas primitivas practicaban ritos y ceremonias relacionadas con la necesidad de aplacar o humanizar la fuerza y el misterio de lo que situamos en una posición de trascendencia.

En la cultura occidental, esa «infancia» está representada por las mitologías, para dar paso a la filosofía que caminará durante siglos de la mano de la ciencia, porque eran «lo mismo» hasta que la revolución científica, con la nueva metodología llevada a cabo por Galileo Galilei y la transformación de la astronomía y la física por parte de CopérnicoNewton, etcétera, harán posible un progreso que nunca mirará atrás. La colaboración filosofía-ciencia siempre estuvo presente, pero los descubrimientos científicos se iban mostrando más eficaces en sus logros; así, la ciencia se tuvo que independizar hasta tener que «abandonar a la madre».

La filosofía se parece a la religión en que busca respuesta a cuestiones generales, totalizadoras; se diferencia en que, al exigir racionalidad, no acepta los dogmas de las religiones. La religión se parece a la filosofía en la profundidad de sus cuestiones, en la rotundidad de los planteamientos; se diferencia en que se adhiere a un mensaje que se considera revelado -así, por ejemplo, en el judaísmo, cristianismo o islamismo-, en la necesidad de la fe y la aceptación de unas creencias.

La filosofía se parece a la ciencia en que ambas son saberes racionales; se diferencia en que la ciencia sigue una metodología experimental, mientras que los temas filosóficos no pueden estudiarse de ese modo al tratar asuntos inobservables. Ninguna de estas disciplinas desaparecerá. En la actualidad, la ciencia, junto con su hija la tecnología, son los parientes prósperos. La filosofía es el pariente pobre. La religión es el indigente que a veces perece de frío al dormir en la calle, pero su cuerpo será de utilidad para los estudios de anatomía, y a la filosofía le servirá para pensar qué es la justicia. El filósofo y el científico tendrán que abandonar sus estudios teóricos al verse reflejados como humanos y entonces se preguntarán asombrados: «Dios, ¿dónde estás?». La religión ha sido la primera y será la última.

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