By: ACyV

¿Qué habría pasado en caso de que no hubiéramos dado el salto evolutivo hasta el ‘homo sapiens’? Hoy repasamos algunas de las teorías sobre esta curiosa posibilidad

Foto: iStock.

Si en anteriores artículos hablábamos de cómo sería la vida en la Tierra si los humanos nos extinguiéramos de repente, también cabría preguntarse qué habría pasado con los ecosistemas, medios naturales y el resto de fauna en caso de que no hubiéramos dejado atrás a nuestros antepasados los monos. Al fin y al cabo, los ‘homo sapiens’ hemos colonizado cada lugar del planeta. Y, en plena era digital, hemos mapeado todos los entornos, explorado a través de drones los enclaves más remotos y subido las montañas más altas.

Aunque a día de hoy todavía existen territorios vírgenes donde la mano, los ojos o los pies humanos no han estado presentes, cabe preguntarse cómo sería el mundo si no hubiéramos evolucionado y habríamos tenido que conformarnos con ser simples primates que luchan por sobrevivir en un entorno vasto y peligroso. Lo primero que a uno se le puede ocurrir es que, efectivamente, la vida en la Tierra sería mucho más rica y con una gran cantidad de especies.

“Habría mucha más vegetación y una mayor cantidad de animales de gran tamaño repartidos por todos los continentes excepto por la Antártida”

Pero no tan rápido, pues aunque carecieran de la inteligencia suficiente como para edificar altos rascacielos o construir grandes fábricas que afectaran al clima de sobremanera, antepasados nuestros como los neandertales también habrían tenido en su poder la modificación del paisaje. En resumidas cuentas, como explica Trevor Worthy, profesor y paleontólogo de la Universidad Flinders de Australia en un interesante artículo de ‘Live Science’, “habría mucha más vegetación y una mayor cantidad de animales de gran tamaño repartidos por todos los continentes excepto por la Antártida”.

Animales extintos

De hecho, un montón de especies animales han desaparecido por acción directa de los seres humanos, como por ejemplo el dodo o el tigre de Tasmania. Somos los mayores depredadores del planeta, por lo que cabría pensar en un mundo que no hubiera sido devastado primero por la destrucción de hábitats a través de la explotación agrícola y ganadera para más tarde por la actividad industrial. Como decíamos, habría especies que no se habrían extinguido, ya sea de manera directa o indirecta, mediante la introducción de especies invasoras en nuevos hábitats.

Una ilustración que nos muestra cómo sería el dodo, en caso de existir. (iStock)

Uno de los ecosistemas del planeta que luciría completamente distinto en cuanto a fauna sería la región africana del Serengueti, localizada en el norte de Tanzania. Así lo cree Sören Faurby, profesor de zoología en la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, quien asevera que hace miles de años muchos mamíferos grandes pertenecientes a las familias de los elefantes, leones o rinocerontes quedaron extintos por la acción humana. Incluso, el zoólogo se atrevió a pronosticar que si no hubiéramos evolucionado al ‘homo sapiens’, la Tierra entera se parecería en gran medida al Serengueti actual: un entorno repleto de vida.

En lugar de leones africanos como los que todos conocemos, quedarían ejemplares de leones de las cavernas, una especie mucho más grande que habitó Europa hasta hace más o menos unos 12.000 años. Por otro lado, en América habría animales mucho más grandes de las familias de los osos o elefantes y armadillos “del tamaño de un automóvil”. En las propias palabras del zoólogo: “habría una mayor diversidad de grandes mamíferos, lo que redundaría en un hábitat mucho más abierto”.

El clima y el ser humano

Un estudio de la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ publicado en 2020 halló que alrededor de 38 especies de animales gigantes se extinguieron en América del Norte al final de la última glaciación, generando un gran debate entre la comunidad científica sobre si fue realmente por causas humanas como fruto de la caza excesiva o realmente por causas meramente climáticas. Otro estudio de la revista ‘Nature‘ de este año concluyó que en el caso de los mamuts lanudos, una especie gigante del Ártico que perduró hasta el final del Pleistoceno, su desaparición vino dada por la irrupción de un clima demasiado cálido. Sin embargo, es un hecho demostrado de que las tribus de homínidos de la época cazaban mamuts, forzados a la extinción por esto mismo, como creen paleontólogos como Faurby.

Probablemente, en caso de que los humanos no hubieran cazado estos animales arcaicos, los elementos naturales habrían quedado distribuidos de forma más uniforme por el paisaje, lo que favorecería que el suelo fuera más fértil. “Los seres humanos tienden a agrupar elementos naturales a través de prácticas como la agricultura o la ganadería, por lo que estas zonas se vuelven menos fértiles en comparación con los sistemas silvestres”, asegura por su parte Christopher Doughty, ecólogo de la Universidad del Norte de Arizona. “Esto significa que las plantas podrían haber asignado más recursos a las flores y vegetales, por lo que en general podrían alimentar a mucho más animales”.

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