Cuando nos extingamos, dentro de esta caja de acero repleta de discos duros alimentados por energía solar estará toda la información necesaria para quién venga después.
La semana pasada descubrimos que los científicos ya ponen fecha a la extinción humana. Un poco antes, hablamos del movimiento de extinción humana voluntario. Quizás sea porque llevamos dos años muy malos o porque vemos que nadie le hace ni caso a Greta Thunberg y demás activistas ecologistas que nos avisan día tras día del inminente desastre al que nos dirigimos. Sea como sea, eso de extinguirnos ya ha dejado de ser ciencia ficción para ser simplemente ciencia. Lo vemos a la vuelta de la esquina, y mientras unos piensan en que nos pasaría si colonizáramos marte y otros se convierten en alienígenas negros para disimular (o cyborgs), hay quién piensa en preservar conocimiento para el futuro.
CNN recoge la historia del proyecto Earth’s Black Box, es decir la Caja Negra (a lo avión) de la Tierra. Situada en Tasmania, se trata de una prominente instalación de puro acero que se llenará de discos duros para registrar todos y cada uno de los movimientos e información que se produzcan en nuestro apocalipsis. Con energía alimentada por paneles solares, la instalación planea registrar todos los datos sobre el colapso de la humanidad para servir como testimonio para futuros supervivientes que reconstruyan nuestra especie o, si nos extinguimos del todo, para otras formas de vida que logren comprenderla.
EARTH’S BLACK BOX
Los discos están preparados para seguir actualizándose de forma automática y a tiempo real sobre temas que pueden marcar la extinción humana: datos sobre el cambio climático, la contaminación ambiental, la extinción de ciertas especies o la aparición de enfermedades, entre otras.
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El proyecto Earth’s Black Box ya esta funcionando en determinados elementos, a modo de prueba. No estará completamente activo hasta principios de 2022 y ha sido de desarrollado por investigadores de la Universidad de Tasmania y las agencias The Glue Society y Clemenger BBDO.
En cuanto a la elección de Tasmania, según Tendencias21, se habían barajado otras localizaciones como Malta, Noruega o Qatar, pero fue la remota isla al sur de Australia la elegida por su estabilidad ambiental y por su lejanía de cualquier probable conflicto político-militar.
Por supuesto, la caja negra no funciona con empleados, si no mediante conectividad a internet. Además de funcionar con energía de paneles solares, la caja negra también incluirá baterías como energía de respaldo. Los responsables del proyecto afirman que, además de funcionar como una caja negra del registro del fin de la humanidad, los datos que obtiene el proyecto también podrían funcionar como una alarma para avisarnos momentos antes de cruzar los límites de nuestra propia extinción. Esperemos, antes de que ya sea imposible solucionar nada.
Lo que no llegamos a entender es si la caja negra tiene algún funcionamiento de respaldo por si lo que falla es internet. Seguro que tiene un rúter mejor que el que tenemos en nuestra casa pero… Si el apocalipsis viene de parte de una IA que controla las redes y a las máquinas, como bien nos han avisado de ello medio género de ciencia ficción, no habrá nada que hacer.
En fin, que el género de ciencia ficción y el drama realista cada vez son más parecidos, y eso no es una buena noticia.