A lo largo de la historia, las civilizaciones han ido utilizando distintos sistemas numéricos de los cuáles aún quedan vestigios, como es el caso de los números romanos o el sexagesimal babilónico.
Nuestro sistema de numeración actual es el sistema decimal y posicional, nacido en la India en el 5 a.C. Este sistema recorrió Europa hasta llegar a España en el siglo X con su entrada por Córdoba.
Se dice de él que es posicional, ya que el valor de una cifra depende del lugar que ocupe. También es decimal, dado que diez unidades de un determinado orden equivalen a una unidad del orden superior.
Se trata de uno de los sistemas más antiguos y básicos, ya que se utilizan los 10 dedos de la mano.
Los sistemas numéricos de Occidente
Los primeros números datan del 7.000 a.C., durante la época egipcia. En tiempos de la primera dinastía, los egipcios contaban con la escritura jeroglífica, cuyos símbolos intentaban representar un número o una idea. Más tarde, desarrollaron un sistema de conteo de base decimal cuyo método se basaba en agrupar los elementos de diez en diez y cada grupo era asignado bajo un símbolo distinto.
La civilización egipcia usaba las matemáticas para la administración estatal – para calcular los impuestos-, en la construcción de sus templos e incluso en el comercio o la geometría -por ejemplo, cuando calculaban el área de sus cultivos-.
Hacia el 4.000 a.C. el sudeste mesopotámico fue ocupado por los sumerios, uno de los primeros pueblos civilizados que posteriormente sería dominado por otras civilizaciones como la babilónica, considerada una de las primeras en contribuir al desarrollo de las matemáticas. Su numeración era sexagesimal – con base 60 -, un tipo de sistema muy complejo por su gran cantidad de numerales. Actualmente, este sistema se utiliza para medir el tiempo (horas, minutos y segundos).
Más tarde los griegos sirvieron como nexo transmisor de cultura hacia los pueblos occidentales. Cogieron de ejemplo la numeración con base diez de los egipcios y desarrollaron su sistema numérico por el 600 a.C. denominado ‘ático’, el cual utilizaba de forma literal letras del alfabeto como símbolos para representar números. A pesar de todo, este sistema fue poco flexible y les impidió avanzar en el ámbito matemático.
Entonces cobra importancia uno de los sistemas más conocidos hoy en día y del que más restos queda actualmente: el sistema romano, mucho más sencillo, ya que a cada signo o letra se le atribuía una cifra.
Los números viajan a Oriente
Ya en el año 570 a.C., los hindúes crearon un práctico sistema de notación numérica en el que el valor de una cifra era igual a su posición.
Por su parte, la civilización china creó su propio sistema, un híbrido que combinaba el principio de base diez y tenía en cuenta el orden de escritura (vertical y horizontal). Planteó hasta trece ideogramas que representaban la decena, centena, millar, etc.
Los árabes mantuvieron contacto con diferentes culturas como la hindú, la griega o la egipcia. A pesar de que el sistema numérico actual se denomine ‘arábigo’, este no fue inventado por ellos, si no por los hindúes, pero gracias a la civilización árabe se fue introduciendo lentamente en Europa hasta que reemplazó a los números romanos.
América y el sistema numérico maya
La civilización maya es conocida por su impresionante legado y precisos cálculos sobre la posición del sol y los astros. Entre el 400 y 300 a.C. desarrollaron un avanzado sistema numérico. Aunque era similar al romano, fue superior en muchos aspectos: reconocían el cero y utilizan base vigesimal posicional. Representaban los números del 1 al 19 mediante puntos y barras consecutivas verticales, es decir, cada número se representaba con un punto y se podía repetir hasta cuatro veces para así obtener el número cuatro; el cinco se conseguía mediante una raya horizontal al que se le iban añadiendo puntos hasta llegar al nueve y así consecutivamente.
Todas las civilizaciones aportaron su granito en el viaje numérico hasta llegar a lo que hoy en día conocemos como sistema decimal arábigo.