By: John Fenn

Hola a todos,
Terminé la semana pasada con la pregunta:
 
¿Los pensamientos tienen masa? 
La Escritura está llena de referencias que unen la dimensión espiritual con la esfera natural, quizás la declaración más definitiva está en Hebreos 11:3 (RVR1960):
 
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
 
Lo que se ve fue hecho de “lo que no se veía”, significa que “lo que se ve”, sí, existe en esa esfera invisible: el reino del espíritu/Espíritu TIENE masa, que significa que nuestros pensamientos y motivos la tienen también…

La palabra griega ‘constituir’ [frame – enmarcar] en la versión de la Biblia en inglés de King James es, ‘katartizo’, que significa elaborar, tejer, preparar, formar – en otras palabras, todo el universo visible y cómo funciona, desde la gravedad hasta las leyes de la física molecular y nuclear, hasta los cambios de las estaciones, a la creación de los elementos básicos, todos comenzaron en el reino invisible del espíritu, y más precisamente, comenzaron en el Espíritu Santo. La persona de la Palabra, Cristo Jesús, enmarcó, elaboró el universo.
 
Utilizo el ejemplo del trabajo en equipo entre el Padre, el Espíritu del Padre quien proviene de Él, de quien Jesús dijo, ‘procede del Padre’, en Juan 15:26, y el Hijo: el Padre decide lavar el carro, delega ese trabajo al Hijo, quien utiliza el agua para lavarlo. Podemos decir que el Padre lo hizo, pero era más el planificador, mientras que el Hijo hizo el trabajo. Y sin embargo, el agente que realmente limpió el coche era el agua (Espíritu Santo). Es una foto instantánea del Padre, Hijo y Espíritu Santo trabajando en conjunto.
 
Hebreos 1:1-2 RVR1960 dice, “Dios, (Padre) habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”.  El Padre le encargó al Hijo para hacer el universo.  (Se puede traducir ‘universo’ como ‘mundos’, ‘siglos’ o ‘épocas de tiempo’.)
 
Mientras que nuestro hombre de afuera se envejece, adentro nos volvemos más dinámicamente vivos 
“…aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día… no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:16-18 RVR1960).
 
Pasando por la vida, ¿Cómo podemos ver lo invisible?  Somos como un puente entre el reino invisible del espíritu que renueva y fortalece a nuestro hombre interior del espíritu y el mundo natural que hace que nuestro cuerpo se envejezca y se deteriore. Es el espíritu del hombre que ha sido recreado por el Espíritu Santo que une esa brecha entre lo oculto y lo visible, y al enfocarnos en las cosas del espíritu/Espíritu, interiormente nos renovamos. Es un poco paradójico, exteriormente me envejezco y sigo el camino de la tierra; sin embargo, interiormente, me siento más fuerte, más viril, más vivo ahora que me sentía cuando me entregué por primera vez al Señor hace más de 43 años.
 
De alguna manera aquella vida en el reino del Espíritu tiene sustancia, algo sustancial, que afecta este reino natural. De alguna manera los pensamientos espirituales tienen la capacidad de crear cosas en este reino inferior de la creación.
 
Puedo decir esto, pero es sólo un pensamiento, una idea, una observación. Pero cuando me dieron un tour del cielo, salí con la impresión que la estructura molecular del cielo funciona a una velocidad mucho mayor que la de las moléculas en la tierra. Se compararía a un helicóptero al ralentí como las hojas lentamente rodean, que es como las moléculas de la tierra, versus cuando el helicóptero está despegando y las hojas rodean muy rápidamente lo que lo levanta de la tierra – esa es la velocidad del cielo, en comparación con la tierra. (Es mi observación, no tengo ninguna manera de probarlo.)
 
Conocer lo que está más allá de conocer 
En Efesios 3:17-19 Pablo dice que está orando por ellos y que si están arraigados y cimentados en amor incondicional (agape’), serán capaces de comprender y conocer el amor de Cristo que está más allá del conocimiento. ¿Cómo se puede conocer algo que está más allá de conocer?
 
Habla de conocer a Cristo en su espíritu y conocer Su gran amor por usted, que no puede ser comprendido en el mero reino mental del cerebro.

Los cristianos ‘mentales’ o ‘cerebrales’ nunca conocerán Su amor hasta y a menos que aprendan a estar en contacto con y a fluir de su espíritu humano. Nunca experimentan la sensación de Su amor, porque Dios es un Espíritu, no un cerebro. Las personas que guardan a Dios en el cerebro no saben fluir o incluso estar en contacto con su hombre espiritual, y por lo tanto, tienen gran dificultad a menudo en orar en lenguas – porque operan del cerebro, no en su espíritu. Jesús sale del espíritu humano individual para entrar en este reino natural, el espíritu humano es el puente entre lo natural y lo sobrenatural, el conducto.
 
Sin lugar a dudas el mejor puente entre el reino del espíritu invisible y este reino es la persona de Jesucristo – completamente hombre, completamente Dios. Hebreos 1:3(NTV) lo dice de esta manera:
 
 “El Hijo irradia la gloria de Dios y expresa el carácter mismo de Dios, y sostiene todo con el gran poder de su (del Padre) palabra. Después de habernos limpiado de nuestros pecados…”.  “¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre’”? (Juan 14:9 NVI).
 
La ciencia dice…
En lo natural, nuestros pensamientos no son más que vías neuronales en el cerebro, que no tienen más masa ni sustancia que los impulsos eléctricos y químicos que ya existen en el cerebro. Los pensamientos no son más que funciones eléctricas y químicas en el cerebro. Sin embargo esos pensamientos se manifiestan en acción, que son bastante sólidos. De los pensamientos vienen los planes, los edificios están diseñados y construidos, las relaciones comienzan y terminan – todo en nuestra vida se inició en el proceso de pensamiento.
 
Regresamos a nuestra discusión original de la luz y la física cuántica, porque Dios es luz, y Sus pensamientos son luz, que llevan buenos pensamientos y planes para nosotros, que fluyen en nuestro espíritu, y luego hacia arriba a nuestra alma, y entonces hacia afuera a nuestros cuerpos y el mundo físico…y ya se acabó el espacio para hoy.  

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