By: José Manuel Nieves

El hallazgo tiene importantes implicaciones para los estudios que tratan de explicar cómo se propagó nuestra propia especie

En la imagen, la cueva de Shukbah – Amos Frumkin

El análisis del conjunto de herramientas asociadas al diente de un niño neandertal de unos nueve años de edad sugiere que esa ‘otra’ especie humana fabricaba utensilios con la llamada ‘tecnología nubia Levallois’, que hasta ahora se creía exclusiva de Homo sapiens. El hallazgo tiene importantes implicaciones en el estudio de la expansión de los hombres modernos.

Debido a la alta concentración de cuevas con restos de poblaciones pasadas, el suroeste de Asia resulta de la máxima importancia para quienes estudian los orígenes humanos. Durante más de un siglo, en efecto, las excavaciones arqueológicas en la región han sacado a la luz fósiles humanos y conjuntos de herramientas de piedra que revelan paisajes habitados tanto por neandertales como

 por Homo sapiens, nuestros antepasados directos. Y eso convierte la zona en un terreno propicio para que ambas poblaciones se mezclaran. Pero distinguir quién es quién basándose solo en las herramientas de piedra es una tarea difícil, aunque la idea más extendida hasta el momento era que el método de fabricación nubia Lavallois era exclusiva de nuestra propia especie.

Ahora, en un nuevo estudio recién publicado el Scientific Reports, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana se unió con científicos de otras instituciones internacionales para reexaminar el registro fósil de la cueva Shukbah, a solo 400 km de El Cairo. Y allí no solo encontraron los restos más meridionales conocidos hasta ahora de neandertales, sino que descubrieron que esa otra especie humana utilizó ampliamente un tipo de tecnología que se creía exclusiva de los humanos modernos. Es la primera vez que se combina el estudio del solitario diente de un joven neandertal hallado en la cueva con un amplio estudio comparativo del conjunto de las herramientas de piedra halladas en el mismo lugar.

«Los sitios donde los fósiles de homininos se asocian directamente con conjuntos de herramientas de piedra siguen siendo una rareza-explica Jimbiob Binkhorn, del Instituto Max Planck y autor principal de la investigación-, pero el estudio tanto de fósiles como de las herramientas es fundamental para comprender las ocupaciones de los homíninos en la cueva Shukbah y la región circundante».

Un yacimiento con historia

La cueva fue excavada por primera vez en la primavera de 1928 por Dorothy Garrod, quien informó sobre un rico conjunto de huesos de animales y herramientas de piedra incrustadas en depósitos de brechas y a menudo concentradas en hogares bien marcados. La investigadora también identificó entonces un único molar humano. Sin embargo, ese fósil se mantuvo en una colección privada durante la mayor parte del siglo XX, lo que hizo imposible llevar a cabo análisis comparativos con métodos modernos. Sin embargo, la reciente reidentificación del diente llevada a cabo por el Museo de Historia Natural de Londres ha permitido llevar a cabo un nuevo trabajo sobre las colecciones de Shukbah.

«Garrod se dio cuenta inmediatamente de lo peculiar que era este diente -dice por su parte Clément Zanolli, de la Universidad de Burdeos y coautor de la investigación-. Examinamos el tamaño, la forma y la estructura en 3D externa e interna del diente, y lo comparamos después con especímenes del Holoceno y Pleistoceno de Homo sapiens y de Neandertal. Eso nos permitió caracterizar claramente el diente, que perteneció a un niño neandertal de aproximadamente 9 años. Shukbah marca el extremo más meridional de la presencia de neandertales conocido hasta la fecha».

A pesar de que sapiens y neandertales compartían el uso de un amplio conjunto de herramientas y tecnologías, se pensaba que la tecnología nubia Levallois fue siempre de uso exclusivo de Homo sapiens. El argumento se ha aplicado especialmente a yacimientos del sureste de Asia, donde las herramientas hechas con esa tecnología se han utilizado profusamente, a falta de fósiles disponibles, para rastrear la dispersión de nuestra especie.

«Las ilustraciones de las herramientas de piedra de Shkubah -asegura Blinkhom- insinuaban la presencia de la tecnología nubia Lavallois, por lo que volvimos a visitar las colecciones para investigar más a fondo. Al final, identificamos muchos más artefactos producidos con ese método de lo que habíamos imaginado. Es la primera vez que ese tipo de herramientas se encuentra en asociación directa con fósiles de neandertal, lo que sugiere que no podemos establecer un vínculo simple entre esta tecnología y Homo sapiens».

¿Quién fabricó, pues, esas herramientas? Podría ser que las fabricara nuestra especie y que llegaran después a manos de los neandertales en virtud de algún tipo de intercambio o de incipiente relación comercial, o que de algún modo los neandertales aprendieran la tecnología y empezaran a utilizarla en su propio beneficio. El suroeste de Asia, en efecto, es una región muy propicia, como atestigua la cantidad de yacimientos encontrados, para que neandertales y sapiens se relacionaran. En todo caso, el estudio es una clara señal de advertencia: no existen vínculos directos entre homíninos en concreto y tecnologías específicas para la fabricación de herramientas de piedra.

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