By: CARLOS RISCO
Un artista ha convertido los sonidos de las ondas gravitacionales y las fusiones de los agujeros negros en una sinfonía
El silencio cósmico que parece reinar más allá de la atmósfera ha sido descifrado por los observatorios Virgo en Europa y LIGO en Estados Unidos. La revelación de las ondas gravitacionales ha conseguido conectarnos con fenómenos remotos como las colisiones de agujeros negros o estrellas de neutrones, a millones o miles de millones de años luz de la Tierra. A partir de esos poderosos gorjeos que reverberan en el universo, el artista argentino Tomás Sarraceno recibió 2021 con un concierto de año nuevo en Roma a través de una instalación multisensorial de láser, sonidos y vibraciones.
El artista, que define el evento como “una guía para oír sin los oídos, para ver sin los ojos”, ha sonorizado las señales gravitatorias de luz y radio recogidas por la red planetaria de antenas y la ha armonizado con sonidos y vibraciones de la naturaleza, como los generados por las arañas en sus telas, los sonidos ambientales o los ruidos producidos por el hombre. Para ello ha colaborado con científicos y expertos del Observatorio Gravitacional Europeo (EGO) en Italia.