By: Frankelvin Sánchez

Santo Domingo.-Millones de feligreses de escasos recursos en la República Dominicana y otras partes del mundo donan el 10% de sus ingresos mensuales a iglesias evangélicas. Es lo que se conoce como diezmo.

Los hermanos y las hermanas en Cristo, como suelen llamar los pastores a sus seguidores, además de aportar el monto establecido en efectivo, trabajan gratuitamente para eventos de recaudaciones de las mismas iglesias.

Los diezmos siempre han generado reacciones encontradas. Unos a favor, que aseguran que está establecido en el viejo Testamento de las Santas Escrituras y otros han señalado a esta “dádiva” como un medio para enriquecer a los líderes religiosos.

En los últimos tiempos algunos líderes de las iglesias evangélicas se han visto envueltos en escándalos de corrupción o, incluso, de delitos más graves por los que se encuentran bajo investigación.

Informes de investigaciones dan cuenta de que el manejo de millones de pesos recopilados en las iglesias, por parte de pastores y pastoras, no es transparente y es poco o nada lo que los feligreses saben de cómo se enriquecieron.

Lo que sí es inocultable, el lujoso estilo de vida que en muchos casos, exhiben algunos pastores y sus familias. Aviones privados, mansiones, autos de lujo y vestuarios costosos, son parte de la vida de algunos líderes espirituales, mucho de los cuales lo justifican explicando que la riqueza es una bendición de Dios, una filosofía conocida como el “evangelio de la prosperidad”.

A esta corriente también se le conoce como la teología de la prosperidad, el evangelio de la salud y la riqueza, el evangelio del éxito o la fe de la semilla. Es una creencia religiosa controvertida que sostiene que la bendición financiera y el bienestar físico son siempre la voluntad de Dios para ellos, y que la fe, el discurso positivo y las donaciones a causas religiosas aumentarán sus riquezas materiales.

En la República Dominicana el caso más reciente que involucra a un líder religioso en caso de corrupción, es el de la pastora Rossy Maybelline Guzmán, quien ha comparecido varias veces ante la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca) para ser interrogada en relación con un supuesto enriquecimiento ilícito y alegados vínculos con el exjefe de la Seguridad del expresidente Danilo Medina, Adán Cáceres.

Guzmán, directora de la iglesia Shalon Unidos por Cristo, está siendo investigada a raíz de un reportaje realizado por la periodista Nuria Piera, donde salió a relucir una serie de empresas y propiedades pertenecientes a la religiosa en sociedad con el mayor general Adams Cáceres.

Conforme al reportaje la pastora a través de la empresa Único Real State, adquirió nueve de 10 solares en Colinas del Oeste, y cuyos terrenos van desde los 400 hasta los 500 metros cuadrados, para un total de 4,000 metros cuadrados y valorados en más de RD$40 millones.

Otro caso de supuestos “cristianos” que han estado involucrados en alegados actos de corrupción, es el de Adalgisa Reyes Mota, quien en 2017 fue señalada como “la Zarina de la Estafa”, y acusada de presuntamente estafar con 10.5 millones de pesos a más de un centenar de personas a través del alquiler de habitaciones en apartahoteles, entre otras maniobras para engañar.

De acuerdo a reseñas periodísticas, Reyes Mota, quien era la esposa de un pastor de una iglesia protestante, impartía docencia en una escuela en San Cristóbal, donde cada vez que se iniciaba su clase oraba, se entonaban cánticos de adoración y se leía La Biblia.

En aquel entonces a la alegada “cristiana”, el juez de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional, José Alejandro Vargas dictó tres meses de prisión preventiva en el Centro Correccional y de Rehabilitación de Najayo, en San Cristóbal.

También en enero del 2020, la predicadora Berzaline Tejeda Nivar, fue acusada de “robo”, “estafa” y “abuso de confianza”.

Varias “hermanas” de Berzaline, la acusaban, a través de la página de Facebook de la “Casa de Jehová Restauración”, en grupos cristianos de WhatsApp y hasta en Youtube, de mentirles para pedirles “prestamos” con falsos argumentos, que nunca fueron devueltos. Además de no responderles los mensajes ni contestar las llamadas, luego de haberle enviado varias remesas, llegando a sumar miles de dólares.

Las denunciantes aseguraban que Berzaline recibió en ese entonces más de 3 millones de pesos estafando a feligreses argumentando que ella tenía cáncer, y que tras investigar en el centro donde la misma decía era atendida, descubrieron que no figuraba en el listado de pacientes con esa enfermedad.

Dada la continuidad de las denuncias en su contra, la predicadora salió en su defensa y desmintió las acusaciones, calificándola como “un acoso por las redes de difamación”.

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